EN 1982, el año de Naranjito, Steven Spielberg nos convenció de que podía surgir la amistad entre un niño y un alienígena, dotando aquella historia de realismo y ternura. Miente quien niegue haber llorado alguna vez viendo su despedida final. E.T. regresa a nuestras vidas convertido en un Peter Pan galáctico después de tres décadas. Cuando yo la vi tenía unos 6 años, la misma edad que Drew Barrymore en el film. E.T. vino a la tierra a robarnos el corazón y logró salvar a Elliott del trauma que supone la separación de unos padres. En nuestras retinas quedó grabada una escena con música de John Williams, aquella en la que Elliott y su amigo Extraterrestre surcan el aire en una bicicleta. Puede que E.T. se marchara con su nave espacial pero lo último que le dijo a Elliott fue "Estaré aquí mismo". Y es cierto, se quedó en nuestra memoria sentimental como tantos otros héroes para siempre.
Publicado hoy Miércoles 13 de Junio de 2012 en "El Diario de Almería".
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