martes, 27 de enero de 2015

"Aunque sea un rato" en el L'Oncle Jack

Permitidme que os haga una recomendación. El próximo sábado 31 de enero, aún en los albores de este frío invierno, mis amigos, Candela Junco y Javier Gil, presentarán juntos su primera novela: "Aunque sea un rato" en un lugar en el que he sido muy feliz, L'Oncle Jack de Hospitalet de Llobregat.

Candela y Javier pueden estar más que orgullosos del hermoso trabajo que han hecho. Un hermoso proyecto en equipo que ha hilvanado una historia de encuentros y un gran desencuentro a través de la música (como vehículo fundamental) pero también la poesía, la gastronomía y el cine.


Una novela de género epistolar. Esto no es un descubrimiento, pues ya lo hizo Bran Stoker contando su "Drácula", por ejemplo, pero unir lo epistolar con el lenguaje de nuestros días como los e-mails, los mensajes de Whats App, etc.. Creo que nadie lo había hecho hasta ahora. Eso le confiere al relato mucha originalidad. "Aunque sea un rato" es la historia de Lena y Mario, dos personas que viven su amor o (des)amor en la distancia. Mario tiene mucho de aquel personaje de la novela de Nick Hornby, "Alta Fidelidad", Rob, los dos están muy interesados en reflejar o relatar su historia ayudado por la épica musical, por eso al final de cada carta, hay un mensaje adjunto o el título de una canción conocida.

Se puede y se debe acompañar la lectura de esta historia del Track List que han elaborado los autores y que han compartido en Spotify, la puedes oir aquí:

https://open.spotify.com/user/jagilop/playlist/6YO8PR8aS696FmJJ7JM06x

La historia es muy amena, y en ciertos momentos, uno no puede evitar contagiarse de la tristeza incomoda que se respira por culpa de la distancia de los protagonistas. No creo que a nadie o a casi nade le decepciones este libro, es muy interesante, sobre todo para los amantes de la música y la poesía. Javier y Candela, han recibido el cariño de artistas y poetas como Pablo Guerrero, Rodolfo Serrano y Carlos Goñi (Revolver) que han hecho los prólogos, y además, me han permitido que yo escribiera el mío y lo sumaran a la antesala de este libro.

Si yo estuviera en Hospitalet de Llobregat este sábado no dudaría en abrirme paso en medio de la noche para estar en el L'Oncle Jack. Ya conocéis el sitio, un espacio pequeño pero acogedor, una barra de madera en la que no dudaría beberse unos tragos hasta el propio Dylan Thomas, dejarse endulzar por la palabra cristalina de Candela y de Javier, y por el sonido lisérgico de una noche de música, porque estarán también Jordi Zacarés y los Smoking Stones.

Se trata de encontrar una noche repleta de complicidades, y dicha complicidad todavía puede encontrarse un sábado de enero, resguardado del viento mistral, en el L'Oncle Jack, donde todavía es posible el milagro de la cordialidad, porque Jaume te tiende su mano y te sirve un chupito de Jack Daniels en el tirador de la barra, siempre con su disposición amable y recoleta.

Te invito a compartir esa noche de palabras, música y versos con Javier y con Candela. Ellos son el verde acantilado que se abre en el profundo y tenebroso abismo de la noche.

lunes, 12 de enero de 2015

Un mes de Enero cualquiera

El nuevo año me trae un enorme constipado
quizá provocado por el huracán,
o la vaguada de un año intenso.

El árbol de Navidad aún aguarda en el salón.
Huraño, espera ser desmantelado ahora
que su lugar en este mundo ha perdido sentido,
que la muerte vuelve a ser protagonista.

Días de Enero en los que la derecha
declara que la crisis tiene sus días contados;
las huestes de Mordor balbucean,
se repliegan iracundas por la Tierra Media,
ante su caída de intención de voto
en las encuestas. 

Mientras mi verdadera voz regresa,
tu padre agnóstico te lleva a catequesis,
no se acostumbra a los domingos sin ti
cuando vuelves a casa de mamá
a las 8 y media.

Este Enero, de verdad,
procuro no mirarme tanto en los espejos
la vida pesa más y más sobre los hombros,
las canas reivindican su presencia,
París es ciudad de amor y odio,  
donde los héroes
mueren tiroteados cada día
sobre la acera. 

Llego a casa en este Enero
y menos mal que tú me arropas,
estrella de mi atardecer,
princesa élfica,
me engarzas mi cota de Mithril
para resistir de cerca las fuertes
embestidas
de la vida
y de la gente.

Y así está Enero, como yo,
sufriendo en silencio un catarro
de dolor
y desencuentro
que no no termina de curarse.