jueves, 12 de noviembre de 2015

Presentación "El llanto de Aquiles" en el Café Libertad 8

Como hay muchos amigos de Rodolfo que no pudisteis estar, aquí os dejo la presentación que leí para iniciar el acto y algunas de las imágenes. Espero que os guste leerlo. 

Presentación "El Llanto de Aquiles" en el Café Libertad 8 

Es la primera vez que presento un libro en toda mi vida. Y es la primera vez que un amigo poeta me brinda la oportunidad de presentarlo. Este amigo en cuestión, como todos sabéis, es Rodolfo Serrano. En la solapa del principio de su quinto libro de poemas, "El llanto de Aquiles", reza una biografía profesional muy escasa, que dice que es periodista y cuya profesión le brindó un par de premios. Que ha publicado varios libros, de novela, ensayo e historia... No sé a qué viene esta discreción o este alarde de modestia, si es por parte del autor o ha sido la editorial Huerga & Fierro la responsable de tan comedida biografía.

Hasta donde yo sé, Rodolfo Serrano es un periodista de raza, de esos que ha pisado la calle y ha cubierto numerosos e importantes sucesos de la historia política y laboral de nuestro país, que ha trabajado durante muchísimos años para uno de los periódicos de mayor renombre, tirada y reconocimiento: el Diario El País. Aunque en nuestros días, a la directiva de este periódico, le falten precisamente esos mismos atributos que posee Rodolfo. Ya nada es lo que era.

¿No se hace mención tampoco a que desde que el mediano de sus tres hijos, el cantautor Ismael Serrano, publicara su primer disco, Rodolfo ha firmado al menos la letra de una de las canciones de cada disco que ha publicado desde 1997? De hecho, se podría hacer ya todo un disco completo y monográfico con las canciones que ha escrito y al que su hijo ha puesto hermosas melodías. No es baladí. Como tampoco lo es el hecho de que su Blog se convirtiera en uno de los más visitados cuando le dio, no sólo por publicar sus reseñas u opiniones, sino por dar a conocer sus nuevos poemas, como una hermosa costumbre, cada lunes. Y ahora, esos poemas los recita no sólo en locales del circuito madrileño, sino también en Barcelona y en Sevilla, donde ha robado muchos suspiros a muchas lectoras jóvenes. 

Pero no estoy aquí para hablar de él, a quién quiero y seguiré queriendo como un amigo, o, como se quiere a un hermano, pues aunque pudiera, jamás he querido expresar esa frase hecha de "es como un padre para mí", primero porque padre ya tengo, y segundo, porque siempre me ha demostrado tener una fortaleza y un espíritu joven, como compañero de viaje, y hemos compartido noches memorables de recitales en varias capitales de nuestra geografía, y siempre ha dejado patente su energía y vitalidad. Creedme que, en ocasiones, yo no he podido aguantar su ritmo y me esforzado en estar a su altura. Aunque él se quiera confesar ahora más viejo y cansado. Rodolfo Serrano es alguien con quien comparto muchas cosas, no sólo relacionadas con la poesía y la música, sino también con el cine o el gravitatorio mundo del cómic. Y me podría pasar horas con él hablando de estos temas.

Pero vamos al poemario, que es por lo que, en definitiva, nos encontramos aquí hoy.
"El llanto de Aquiles" es, como reza su biografía, su quinto libro de poemas, de título homérico, encontraremos el poemario dividido en varias partes o pasajes separados por citas de la Ilíada. El poema más antiguo escrito de toda la literatura europea, y que como la mayoría sabréis, narra los acontecimientos de La Guerra de Troya.

Es un libro de poemas breve, no llega a cien páginas y está compuesto por más de 40 poemas. Podría seguir presentándolo de esta manera y deciros que Rodolfo habla con tono de nostalgia y melancolía a los amores pasados, que se fueron y que ya no están, que habitan en el recuerdo como una llama aún no extinta, mientras el poeta siga respirando o suspirando cada día. Que hay poemas dedicados a la guerra civil española, a la infancia y a su padre, incluso al amor de cada día, un amor de pasión o una pasión de amor. Hermoso y cotidiano. Pero eso, sería sobrevolar muy por encima de la trama este poemario en el que hay mucho más de lo que muestran sus versos y sus márgenes.

Por tanto, me tomé la libertad de contratar a un detective que él y yo conocemos muy bien, pues después de leer este libro me di cuenta de que ese amor perdido hace mil años, está en alguna parte. Me personé yo mismo en el despacho de Germán Areta, alias el piojo, y a pesar de sus años en la profesión, seguía manteniendo buen aspecto pero la misma mirada triste que todos conocimos hace más de treinta años. Le dije que estaba buscando un viejo amor para un amigo. Y le entregué prestado este "El llanto de Aquiles" de Rodolfo Serrano. Le estreché la mano y me di cuenta que aún acostumbraba a devolver el apretón bien fuerte. Me dijo que me diría algo en unos días.

Reconozco que pasé aquellas dos semanas bastante inquieto, no sabía si Areta Investigación sería la persona idónea para ayudarme con esta investigación. Habían pasado muchos años desde que destapó aquel caso de la desaparición de aquella chica de Ponferrada o el de aquel Holding español metido en un escándalo farmacéutico.

Me citó en la cafetería del Hotel Emperador en Gran Vía, la que está en el Hall pues la que había en la primera planta ahora se usa de sala de reuniones o celebraciones de eventos privados. Germán acudió con la misma gabardina de entonces. Me confirmó mis sospechas. La mujer que yo buscaba estaba desaparecida, pero a Areta no le costó dar con ella, después de caminar por el viejo barrio de Rodolfo, aquel en el que aún entonces proyectaban grandes películas de Hollywood: Extraños en un tren, Rebelde sin causa,... Escudriñó toda la zona en la que vivieron en el ojo del huracán o compartieron habitación en algún hotel... Caminó por los viejos solares en el que antes se alzaban pequeñas tabernas donde recibió aquel cálido y tierno beso en los labios, y después compartieron una calada o un vasito de vino.

Tras varios días de búsqueda, Germán Areta, haciendo alarde de su olfato y sus años de investigación, dio con aquella muchacha. No era muy alta, tenía el pelo largo y  oscuro, y la mirada dulce y triste, llevaba un jersey de lana ajustado que le hacía entrever la silueta de su aún bella figura. Los pechos pequeños y redondos y unas hermosas y contorneadas piernas que se podían adivinar gracias a sus vaqueros ajustados. Sin duda, era ella. Areta le cortó el paso una mañana cuando la estaba esperando a la salida de una sucursal bancaria y él le contó mi encargo. Se tomaron un café en la cafetería de la esquina, hablaron toda la tarde. Él le pidió que le mostrara era la cicatriz de su  apendicitis y que a su viejo amante le parecía un ciempiés. Se levantó el jersey cubriéndose con su abrigo portugués y asintió con la cabeza. Por último, Areta le dijo si ella le podría escribir su nombre en una servilleta, un nombre de cinco letras que ni él mismo se atrevió a pronunciar.

Todo esto me lo contó sin pestañear ni desviar la mirada. Me dijo que aquella mujer le comentó que todo eso pasó porque los amores nunca vienen cuando uno los busca o los persigue.

Le pedí al Piojo que por favor, me diese las señas de aquella mujer, pero me dijo que no quería ser encontrada, que a pesar de todo, ella prefiere mantener esa distancia. Aunque le duela mucho que él viva en esa soledad y recordarla, aunque le siga suponiendo vivir en un infierno desde entonces. "Así siempre permaneceré joven y hermosa en su memoria" - le dijo a nuestro detective. Ella era incapaz de olvidar las noches de hotel, el cigarrillo a medias, las palabras... Las promesas de amor y los reproches. Pero han pasado tantos años que prefiere seguir siendo la Helena de Troya de esta historia, una Troya que arde aún con fuerza gracias al recuerdo, hasta llenar de lágrimas y cólera el rostro de Aquiles. Hasta perecer. ¿Es melancolía o es nostalgia? Las tardes en la última butaca del cine, la impaciencia porque ella saliera de la Academia, la prisa por desabrochar su blusa y beber la vida de sus pezones.

Me vais a perdonar. Areta se marchó y antes de perderse por la Gran Vía madrileña se dio la vuelta y me dijo: “dígale a su amigo que ella antes de marcharse me dijo… Tantos años y aún no le he olvidado"

Y me quedé absorto, allí sentado, en el vestíbulo del Hotel Emperador mirando con delectación las hojas de este maravilloso libro, donde a veces vi pasar el erotismo de Neruda y otras veces la añoranza de Machado. Donde vi los rostros de Bogart, Gary Cooper, Marilyn, Alan Ladd y Marlon Brando... Y me hizo comprender que un nombre de mujer puede estar ligado a la palabra “siempre”.

"El llanto de Aquiles" es un relato épico en el que se cuenta un amor tan lejano que se ha convertido en un fantasma, y quizá el poeta y sus versos, sean ahora el lugar de sus apariciones, para no olvidar aquellas noches en las que dos almas lucharon cuerpo a cuerpo.

Dicen que Homero escribió un epílogo de La Ilíada. En ese epílogo Ulises confiesa su amargura y la envidia que siempre le tuvo a Aquiles, pues Ulises pasaría el resto de su vida con Penélope, sin haber podido conocer la verdadera gloria: el elixir de la derrota que terminaría mitificando a su amigo Aquiles.

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Aquí tenéis algunas de las fotos del evento de ayer, cortesía de Joaquín Tejada y una fotocomposición que ha hecho Loreto Liz. 

Rodolfo Serrano, prepara su presentación mientras presento su 5º poemario al público presente en el Café Libertad 8.
Algunos de los amigos invitados a la presentación: Fran Fernández, Saray Alonso, Pablo Benavente, Patxi Andión, Sonia Fides, Emiliano del Río y también estuieron Jon e Íñigo Andión.
Ismael Serrano fue el encargado de cerrar la presentación, cantó primero "Mi problema" y después "Ana"