ES necesario, si uno puede, detener todas sus rutinas y tratar de
escapar de lo cotidiano. Una fuga efímera, posiblemente a otra ciudad,
desconectar, disfrutar un poco de los pequeños placeres de esta vida.
Todo no va a ser trabajar o sufrir. Mientras la mayoría de ciudadanos se
levantan hoy con la resaca electoral del pasado domingo (macabro
presagio de lo que hoy tendríamos si hubiera elecciones generales) aquí
ando perdido en un paraíso terrenal. En alguna parte. Interrumpiendo mis
idiosincrasias. Mis quehaceres. El alma y la mente necesitan esta
delectación, un gusto al cuerpo para tomar impulso y seguir soportando
las embestidas del día a día. Hoy me perdí por el centro de una ciudad,
como esos espías que salen en las películas, tomé café en otra
cafetería, leí la prensa en otro sitio. Pruebe a hacerlo. Es estimulante
y le ayudará a tomar el rumbo de su existencia con otra cara.
Publicado hoy Martes 23 de Octubre de 2012 en "El Diario de Almería".
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