APRECIADO jefe: me marcho. No soporto ya esa cara de cárcel con la que
le veo llegar los lunes, su impaciencia por saber si hemos alcanzado el
objetivo de ventas este mes, su tristeza, la manera en la que se encoge
de hombros cuando alguien nombra la palabra crisis. Me voy. Para que
usted no tenga que despedirme. Y porque ésta no es la vida que yo soñé.
Aún soy joven y estoy sobradamente preparado para hacer cualquier cosa
que se me antoje. Pero que me guste, que me emocione. No me interesa el
coche, ni el apartamento, ni la tele de plasma, ni el teléfono de última
generación. Me interesa conocer otros lugares, encontrar a mi alma
gemela quizá al otro lado del mundo. Así que le dejo la crisis en la
mesa, su tristeza, sus hechuras de vencido, y mi carta de dimisión, no
sin antes invitarle y sugerirle a que haga lo mismo. Aún es joven y esta
vida demasiado corta. Firmado: Gutiérrez.
Publicado hoy Jueves 4 de Octubre de 2012 en "El Diario de Almería".
1 comentario:
Triste, pero real... o quizás, por ser real, sea tan triste.
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