lunes, 3 de marzo de 2014

Imaginame 10 años atrás

Este mes de septiembre de 2014, el día de mi cumpleaños, haré 10 años que me marché a Madrid. 

Como bien apuntaba Marina Montes en la entrevista que me hizo la semana pasada en la Revista Wego, mi público se ha ido diluyendo paulatinamente a lo largo de todos estos años. ¿A dónde fueron? No tengo la más remota idea. ¿La distancia es el olvido? ¿Nadie es profeta en su tierra? Sé que cuando me fui en el año 2004, la pléyade de amigos y seguidores era grande, muy grande... 

Me marché a Madrid para empezar una nueva vida con la madre de mi hija, acabar mis estudios universitarios, encontrar un buen empleo que me mantuviera a salvo en la capital y, como no, tratar de desarrollar mi música un poco más en el circuito madrileño. Aún recuerdo bien aquellas palabras de mi padre en la Estación de Santa Justa antes de marcharme, me dió dos besos y un abrazo, y me dijo: "Cumple con lo que has dicho que vas hacer". Y yo asentí. Nos miramos un instante fíjamente con la mirada de agua. 

Constituir mi vida en Madrid fue un acierto. Y no hay ni un solo día en el que me haya arrepentido de haber emprendido este viaje sin fecha de retorno. No os imagináis lo duro que fue dejar a mi familia, mis amigos, mi barrio y mis buenas costumbres...  No han sido 10 años fáciles, lo veo más bien como un combate de boxeo en el que ya llevo casi 10 asaltos y en el que, por avatares del destino, en alguna ocasión he besado la lona. Pero como todo el mundo que se enfrenta a una nueva vida. Nada que tú ya no sepas. O nada que no te haya pasado a ti.

Lo malo es que a lo largo de estos años no hago más que sumar ausencias. Sobre todo en mis conciertos. No hago más que perder a amigos. Aunque mi padre insiste en que no, que los amigos no se pierden, la amistad siempre permanece.

A los dos años de establecerme en Madrid, compuse "Deshaciendo las maletas". ("Aún no hace dos años que me fui y el teléfono ha dejado de sonar"), y poco después "Tu risa en la Alameda"... Y Sevilla se hacía corpórea en mis canciones, en mi nuevo repertorio. Ahora en este último trabajo "Cerca de la tempestad" vuelvo al barrio en el que vivieron mis abuelos y pasaron juntos sus últimos días, el barrio de Pino Montano ("Calle Agricultores, 2"). Otra vez Sevilla, otra vez.

Y sí, me apena mucho que a lo largo de todo este tiempo, los amigos, y aquellos seguidores que me acudían fielmente hayan dejado de venir a estas citas musicales, incluso anunciando estos eventos más de un mes de antelación. Porque con un mes de antelación, te organizas, haces sitio en tu agenda, en tu corazón, y te vienes... Si quieres, si realmente te apetece. Sobre todo cuando hay nuevas canciones o nuevo disco entre las manos, hecho con amor, a conciencia.

No he cambiado tanto. Te lo aseguro. Cuando bajo a Sevilla. Siempre. Siempre. Voy a ver a Abel y a su familia al Bar Hiniesta, desayuno continental, copita de anís incluída... Y comienzo el Recorrido habitual desde la Ronda de Capuchinos, saludo a Paco el del Bazar Ronda; paso por aquel viejo recodo de la Calle Hiniesta en el que viví, desemboco en la Plaza de San Marcos, subo por Bustos Tavera, donde tenía mi abuelo la vieja Imprenta de Artes Gráficas... De ahí por la calle Dueñas me acuerdo de Machado, y de que su infancia "son recuerdos de un patio de sevilla y un huerto claro donde madura el limonero". (Es curioso, Machado, es sevillano, y después de 75 años de su muerte, aún no tiene un sitio digno en su ciudad, una escultura a la que acercarse a leer, o a darle las gracias por su poesía. Sin embargo, tenemos una estatua ecuestre del Cid Campeador. No lo entiendo).

Continuo por la Plaza de la encarnación (Donde están las dichosas setas), Puente y Pellón, si puedo, me tomo un café con Chiqui si no está demasiado ocupado en su trabajo. Pero casi siempre me paso a saludarle. Después continuo mi travesía por Sierpes o Cuna, hasta el Salvador, Plaza de San Francisco, Mateos Gago... Y cruzo los dedos para encontrarme contigo viejo amigo. Y darte un abrazo. Pero no hay suerte... Deshago mis pasos y vuelvo a casa con mi familia, que siempre está puntual en el cariño, en el calor de la casa y la comida. Las manos cálidas de mi madre. El corazón más grande.

Volver a casa. Volver con la guitarra un sábado 8 de Marzo, y volver a La Estación con un nuevo disco bajo el brazo, un buen amigo que me acompaña y que he conocido en mi intinerancia como artista en el circuito, Joel Reyes. Pero volver también con mi pareja y mi hija como talismanes absolutos:

"Deshaciendo una vez más estas maletas
 preparado para cualquier tempestad
 hoy me llevo si tu quieres hojas secas
 o una poderosa rama de amistad.

He sangrado a lo lejos tantas veces
y te eché de menos al gritar
venga, tómate al menos algo conmigo
que hoy estoy de vuelta en la ciudad..."

Lo dejo en tus manos. Este próximo 8 de Marzo estaré en Sevilla presentando mi nuevo trabajo "Cerca de la tempestad", muy buenos amigos ya me han confirmado, y tú, puedes venir esta vez y brindar con nosotros, pasar La Estación una noche memorable de concierto y amistad...

O hacer como siempre y dejar tus hojas secas al borde del camino... A fin de cuentas, a esto ya estoy acostumbrado, y ahora más que nunca, preparado para cualquier tempestad.




2 comentarios:

Antonio dijo...

Yo tampoco lo se Manuel, quizás diez años se lleven por delante el tiempo ocioso que tenía tu generación, esa que te segúia en esos años de juventud que pueden con todo, que buscan de todo, y te perseguian a muerte en tus conciertos. Quizás ahora, con diez años más a sus espaldas, el humor les haya cambiado por las "jodidas circunstancias", o se hayan hecho demasiado mayores en tan poco tiempo por las "jodidas circunstancias". Quizás algunos de ellos ni siquiera están ya en tu ciudad, en su ciudad y andan por esos mundos buscando lo que aquí no encuentran. Quizás tan solo es cuestión de que el gusto les ha cambiado, no lo se Manuel. Yo lo que si les puedo decir a todos ellos, y a otros que aún no conozcan tú música, es que es un soplo de aire fresco, que tus letras nos hablan de los cuatro puntos cardinales de la vida, el "pasado", el "presente", el "futuro" y los "sueños", de las ideas y los ideales, de la sociedad y de la saciedad que a veces nos ahoga, de la verdad de las personas y de los sentimientos, que ir a uno de tus conciertos es reflexionar sobre uno mismo también, y que eso siempre es de agradecer. Podría decirles más, pero sería más que aconsejable que lo descubrieran por sí mismos. A todos los animo a llenar La Estación en Sevilla el dia 8, y a llenar allá por donde vayas. Abrazos

jaime dijo...

Emocionantes líneas, Manuel.

No faltaré a la cita.