HOY en día hay pocos grupos tan insólitos y atrayentes como The Cure, esa banda británica nacida en Crawley. Mantiene su solidez litúrgica y legendaria gracias a la militancia de sus millones de seguidores. No se trata de un grupo que hace rock gótico, eso es una etiqueta aséptica y estúpida muy manida por los críticos musicales. Su música rezuma una búsqueda abisal de estilo propio e intelectualidad, por eso The Cure es a la música como Keats a la poesía. Su trayectoria roza ya más de tres décadas y su líder incombustible, Robert Smith, no ha perdido fuelle, por eso pasarán por Bilbao y Barcelona este verano. Sus fans que viven su música como una doctrina esperarán canciones como Fascination Street con su solo de bajo, la totémica Boys don't cry o hitazos como Friday I'm In Love. Robert, además, coincide conmigo en dos cosas: el amor a la música y ese incómodo temor a los aviones.
Publicado hoy martes 28 de Febrero en "El Diario de Almería".
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