Cuando me enteré de que ETA abandonaba la lucha armada me puse a pensar en las víctimas de los atentados y en sus familias. Poco después recordé la historia de Mikel Lejarza, alias Lobo, aquel infiltrado del Servicio de Inteligencia que se ganó la confianza de la banda terrorista en plena transición. La labor de Lobo sirvió para descabezar a los principales dirigentes de ETA de Madrid y Barcelona, y con ellos a otros 150 miembros de la organización. Desde entonces ETA puso precio a su cabeza y empapeló las calles del País Vasco con su rostro y la frase “Se busca”. ¿Qué habrá pensado Lobo al conocer esta noticia? ¿Podrá ya respirar tranquilo? Decían los versos de The Partisan de Leonard Cohen: “La libertad pronto vendrá, entonces saldremos de las sombras”. Lobo lleva décadas en las sombras, sacrificó su vida y la de su familia, por lograr la paz, que hoy ya es realidad en Euskadi.
Publicado el sábado 22 de Octubre en "El Diario de Almería".
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