jueves, 22 de enero de 2009

El día de Córdoba publica columna y entrevista

Con motivo de mi concierto en La Espiga, y como buen comienzo de esta minigira, El día de Córdoba ha publicado estos artículos en su periódico de hoy jueves 22 de Enero de 2009.


Manuel Cuesta en La Espiga (Joaquín Pérez Azaústre) Reloj de sol

MANUEL Cuesta tiene corazón de superhéroe, quizá de Peter Parker confundido ante las inclemencias de la vida. Hay algo de Spiderman en este cantautor sevillano que toca hoy en Córdoba, en La Espiga, porque si algo distingue el alma del arácnido es su adolescencia conservada en ese frío formol de telaraña, el de los mitos jóvenes, que han de reinventarse cada día para sobrevivir. Todos somos un cambio, y una adaptación. Mucho tiempo ha pasado desde que Manuel Cuesta publicó su primer disco, Perfil de juglar, en 2000, seguido de El sonido de lo inevitable, un año después, que ya le consagró como uno de los nuevos cantautores andaluces con mayor pegada y proyección, porque las letras de Manuel, a veces, lucen la elegancia contundente del boxeo de sombra, y también la presencia sugerente de las inmediaciones de un recuerdo.

Como demostró en su último disco, Días rojos, Manuel es cantautor sin complejo de serlo. Ha sustituido la camisa de cuadros por la camiseta de la araña, pero tiene las manos bien sujetas al contorno oliváceo de cualquiera de sus guitarras, y los pies bien asentados en la tierra: una tierra dura a pasos cotidianos. Manuel se ha ido curtiendo en los cafés, a base de carretera y manta, y después de conquistar Madrid, como los escritores de antes, ha tenido que volver a reconquistar las provincias. Ahora se ha metido en una gira andaluza que le trae hoy por Córdoba, dentro de este ciclo de La Espiga que funciona tan bien, para recuperar el eco de unos cuantos viajes anteriores.

Ahora, seguramente, se ha vuelto más sabio. Manuel Cuesta ha compartido escenario con los grandes porque él, en realidad, es un grande secreto, con su culto iniciático. Sin embargo, éste no es el motivo de sus saberes nuevos, sino haber dejado a veces la guitarra en el borde del camino para haber podido hacer de verdad el camino, para ir cumpliendo sus cuentas con la vida y luego incorporarlas, suturadas, a todas sus canciones. El público que se reúna hoy en La Espiga encontrará el susurro y la tormenta, la calma y el humor, un intimismo rítmico. Quienes no lo conozcan aprenderán su nombre y su hendidura, esa solidez tradicional que podría enlazarle, muy en la distancia, con Leonard Cohen o Joan Manuel Serrat, con una filtración de Antonio Vega y todos los 80. Quienes ya le conozcan, reclamarán Rumbo al corazón o A esta primavera, o En la boca del lobo, o Las 7 de la mañana, o Báilame el agua, inspirada en la película de Pilar López de Ayala. La Espiga, 21:30. Manuel Cuesta es el viejo trovador, modernizado, viviendo en tiempos de crisis. También es la receta para crisis de procedencias diversas, y un espacio pleno, disparado de música, danzando en un espejo nutrido de palabras.



"Debería haber más espacio del que hay para la canción de autor"

Por Ángela Alba, Sección de CULTURA de EL DIA DE CORDOBA.

El cantautor sevillano ofrecerá una actuación esta noche en la taberna La Espiga, donde presentará algunos de los temas de su próximo disco, 'La vida secreta de Peter Parker'

Desde que escribió su primera canción a los 17 años la carrera de Manuel Cuesta ha sufrido muchos cambios. Comenzó en el mundo de la música participando en varios grupos de pop-rock sevillanos, pero cuando descubrió las cualidades de la guitarra española lo dejó todo para subirse a los escenarios cantando sus propios temas. Próximamente va a publicar su tercer disco, La vida secreta de Peter Parker. Esta noche (21:30) ofrecerá una actuación en la taberna La Espiga.

-¿De dónde surge su atracción por la canción de autor?

-Creo que por la herencia de mis padres, por su influencia, que escuchaban a Víctor Manuel, a Serrat, Sabina, Leonard Cohen... A los que por aquel entonces eran los más importantes y los que más sonaban.

-¿Cómo fue el cambio del pop- rock por la canción de autor?

-Después de estar unos años en grupos me agarré a una guitarra española y empecé a subirme a los escenarios a los 21 años solo y cantando mis temas. Los comienzos los hice en bandas, haciendo versiones e intercalándolas con temas propios. Luego empecé a tocar en La Carbonería, en Sevilla, donde estuve todas las semanas con un público fiel y una legión de seguidores bastante asidua hasta que me trasladé a Madrid. Ahora actúo en el circuito madrileño, Libertad 8, Búho Real, la sala Clamores...

-¿Cómo fue su acogida en Madrid?

-Siempre es más difícil de conquistar el público que no es de tu tierra, al que llegas como extranjero y tienes que hacer una carrera de fondo para conseguir tener un aforo y tocar mucho en muchos locales. Es más difícil siempre lo de fuera, pero cuando consigues que la gente venga a verte a tus conciertos en una ciudad que no es la tuya es más satisfactorio.

-¿Quiénes son sus referentes?

-Ahora mismo escucho mucho a Coldplay, Damien Rice y Vetusta Morla. Soy admirador de colegas como Ismael Serrano, Quique González, Jorge Drexler, Pedro Guerra, pero sobre todo vengo de la escuela sabinera. Mi maestro por excelencia y referente principal es Joaquín Sabina.

-¿Cuáles son los temas que aborda en sus canciones?

-Tienen contenido social, sobre todo en el disco nuevo. De lo que más voy a hablar va a ser de artistas desaparecidos, de la situación en Oriente Medio, la sinrazón de la guerra, de la soledad, el amor y el mundo del cómic, del que soy un apasionado. El próximo disco que voy a sacar en mes y medio se llamará La vida secreta de Peter Parker y va a tener un poco de trasfondo el mundo del cómic para reivindicar a los héroes de ficción y a los seguidores de la fantasía en una época en la que tenemos un poco de falta de valores y héroes reales.

-Desde su experiencia, ¿en qué momento se encuentra la canción de autor?

-No está viviendo su mejor momento porque hay muchos artistas que son fugaces y no viven de la música como los artistas que mantienen una trayectoria sólida. Afortunadamente hay algunos que sí, como Ismael Serrano, pero realmente debería haber más espacio para la canción de autor del que hay. Hay mucha radio fórmula y productos efímeros que se venden por la radio, pero no que tengan ese mensaje reivindicativo y contenido social. Tuvo una buena época a finales de los 90, pero ahora no es su momento.

-¿Qué repertorio ha seleccionado para esta noche?

-Voy a intercalar temas de mi repertorio anterior, de El sonido de lo inevitable y Días rojos, con canciones del nuevo trabajo, La vida secreta de Peter Parker, como El beso del arácnido, que está dedicada a los seguidores del cómic y sobre todo del hombre-araña. También cantaré una versión de Chelsea hotel de Leonard Cohen.

1 comentario:

RAFA TAMAJÓN dijo...

Aunque desgraciadamente me perdí el comienzo del concierto -no es habitual que en la Espiga un concierto anunciado a las 9.30 empiece a la 9.45-, incluida alguna canción que me encanta, como es el caso de Bailame el Agua- el caso es que un evento como este no me lo podía perder, y mereció la pena estar ahí. Manuel consiguió emocionarme -esta vez con guitarra acústica, cuando lo escuché por primera vez llevaba una guitarra española- e incluso hubo algun momento en que rompí a llorar irremediablemente -concretamente en la canción sobre la Alameda de Hércules, dedicada a una chica llamada Soledad, de Aguilar de la Frontera-. La música y los espacios referidos consiguieron evocarme la que probablemente ha sido mi mejor etapa vital, que coincidió con una estancia de trabajo desde mediados del verano del 2003 hasta principios del verano del 2004. Entre los magnificos recuerdos, además de noches de risas y de alcohol por los bares de la Alfalfa y de la Alameda de Hércules, está por supuesto mi descubrimiento de Manuel Cuesta, cuando actuaba los martes en la Carbonería acompañado por Chiqui Calderón -los lunes actuaba Alfonso del Valle y los miercoles Javi Osorio-. Me encantó reencontrarme con su música en el Palacio de Orive en Cosmopoética de hace varios años,y me ha resultado muy agradable y emotivo su paso por La Espiga. Espero que pronto se deje de nuevo enredar en la telaraña de este bar.