domingo, 5 de julio de 2009

Video de la Presentación de Javier Albalá en FNAC

Por fortuna, Marta García Sanz estaba bien posicionada en el Forum y pudo grabar el video de la presentación con una cámara digital. Hoy colgamos el vídeo para la posteridad, para aquellos que no puedieron estar. Gracias Marta, de corazón.


A continuación quiero colgar la columna que mi buen amigo,Joaquín Pérez Azaústre publicó en los Diarios de Sevilla, Córdoba, Almería, Huelva, etc...

MANUEL CUESTA ES SPIDERMAN por Joaquín Pérez Azaústre

Un disco todavía puede ser el rango de una salvación, henchirnos por los poros de energía y hasta abrir las ventanas al oeste, a su viento de sal sobre el estrecho. Un disco, como un libro, puede estar más lleno de significado ahora que nunca, quizá porque nunca como ahora se ha vaciado todo de significado. Así, hoy en día editar un disco parece oficio de tinieblas o utopía en franco movimiento, y más si se produce con la morosidad artesanal de las obras maestras, con esa pulcritud muy detenida que es el conocimiento de un exilio interior. Porque se edita mucho y hay mucho de todo, cuando aparece una perla, cuando de pronto uno descubre una porción pura de talento ajustada a los límites de la caja de un disco hay una mayor satisfacción, porque se ha sobrepuesto la alegría del descubrimiento a un hartazgo de sobreabundancia. Quizá, lo que también ocurre, es que las canciones que acompañan siempre son las de una juventud, y se hace muy difícil, al fin, revisitarla, porque a los paraísos no se puede volver, como escribió José Luis Rey, síntesis pura del relato de Fitzgerald Regreso a Babilonia. Sin embargo, de pronto encuentra uno su música de siempre, la música de siempre que acompaña, con un formato nuevo, un disco nuevo y un artista nuevo, y siente que ese buen puñado de canciones le han acompañado desde siempre, a pesar de que se acaban de editar, le han acompañado entre las sábanas y yendo de camino a los exámenes de la facultad.

Es lo que sucede con La vida secreta de Peter Parker, el disco que Manuel Cuesta acaba de presentar en Sevilla y que amenaza ya con convertirse, en su primera tirada, en uno de esos discos que trascienden el mero objeto artístico, o el cuaderno de letras, porque es capaz de llevarnos hacia cualquier frontera de nosotros, sacudirla y volver. Este disco de Manuel Cuesta le confirma que ya es dueño de un espacio propio de la música española, transitada por Cohen en Chelsea Hotel, pero también por su singularidad de ternura y acción en canciones como 1985 o Tu risa en la Alameda, en la que colabora Ismael Serrano, que es ya todo un himno de Sevilla, y en Teoría del caos, digna de aparecer en la antología más exigente del pop español, con la energía brutal de Anabell Lee. Es difícil encontrar un disco en el que cada tema sea una joya, que sea una caja de joyas, que es lo que sucede en este disco. Yo lo celebro por todo lo que tiene de maestría y rigor, pero también de riesgo y de aventura, porque es producción propia con arrojo, heroísmo a lo Spiderman y una humanidad a lo Peter Parker sonando en el verano de tu vida.

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