jueves, 23 de abril de 2015

Adiós a Paco Lira, el padre de La Carbonería


Paco Lira.
Estas palabras llegan tarde. Hoy hace justo 3 meses de su fallecimiento y aún no he tenido ocasión de dedicarle estas líneas, no he podido aún pasar por la puerta de La Carbonería para dar el pésame a la familia y presentarles mis respetos. 

El pasado viernes 23 de Enero se marchó Paco Lira, el dueño y padre de La Carbonería en Sevilla, un lugar que más que un lugar es una época histórica de la ciudad. Un local casi clandestino que aún después de casi 40 años de apertura no tenía licencia para hacer conciertos. Aún así, como bien apunta y describe Eva Díaz, en éste artículo de EL MUNDO, congregó a "innumerables poetas, músicos, artistas, actores y fabulosos personajes de la noche". 

Paco llevaba mucho tiempo enfermo, la última vez que le vi me emocioné mucho, nos dimos un abrazo y noté que la salud y los años comenzaban a pasarle factura. Me marché aquella vez del local, y de eso también hace mucho, con la desazón y el revoltijo que me provocaron tanta melancolía, tantos recuerdos y emociones de innumerables momentos y encuentros, tantas y tantas noches de concierto. 

Porque aquellos años en los que estuve actuando cada semana desde el verano de 1998 hasta enero de 2004, comencé a forjar mi andadura como cantautor. Y como yo, tantos otros amigos y compañeros de profesión como Manolo Guerra, Jesús Cervantes, Rocío Bonilla, Adolfo Langa, Joaquín y Chiqui Calderón, Jorge Roa, David Castro, Javi Osorio, Anabella Zoch,... Un movimiento que inició allí Alfonso del Valle, al que cariñosa y acertadamente, nuestro amigo Andrés González Barba (ABC) le atribuyó el título de Adalid de los cantautores en Sevilla en muchos de sus artículos de prensa. 

Alfonso dedicó el título "En La Carbonería" a uno de sus discos que fue grabado allí en directo con sus músicos e invitados, recogiendo la esencia y la magia de lo que sucedía cada noche allí en alguno de sus memorables recitales. 
El propio Alfonso del Valle le dio la alternativa a Ismael Serrano para presentar allí su primer trabajo "Atrapados en Azul", el propio Alfonso manejó el sonido con su mesa y sus altavoces de sonido. (está testimoniado en esta foto adjunta). 
Alfonso del Valle en el primer encuentro en el escenario de La Carbonería con Ismael Serrano.
Mi amistad con Ismael también comenzó ahí y pude conocerle en la segunda presentación que hizo de "Atrapados en Azul" en 1997, esta vez, organizada por la emisora de radio M80. La Carbonería no sólo ha sido el refugio de numeroso público turista que quería asistir a una actuación de Flamenco en vivo, también ha sido y es, lugar de paso y bebedero de miles de Erasmus de todos los países, estudiantes universitarios, borrachos, personajes pintorescos, bohemios, canallas, flamencos, y en la época tardía del franquismo, Paco Lira, acogió también en otro de sus templos profanos: La Cuadra, (antes de La Carbonería) a sindicalistas y perseguidos del franquismo. 
Con Ismael Serrano en 1997, en la terraza exterior de La Carbonería
Paco Lira, a lo largo de toda su itinerancia como tabernero sevillano en La Cuadra y en La Carbonería, llegó a conocer a artistas legendarios como Frank Zappa, Pete Seeger, Pink Floyd, Camarón ó Peter Gabriel. 

La Carbonería se inauguro el año de mi nacimiento y el año de la extinción del franquismo en 1975. Pero no sería hasta 20 años después cuando me subiría por primera vez a su escenario de madera, donde la chimenea, a cantar versiones y temas propios junto con mi compañero Pedro Bermudo, que tocaba el Bajo, junto a él formaba el dúo "Luz de Gas". En aquel momento mis composiciones propias eran muy pocas y las intercalaba con temas de Los Secretos, Antonio Vega, Duncan Dhu, The Beatles, The Police, R.E.M... 

Pero no sería hasta 1998 cuando viviría una de las etapas más hermosas que me ha brindado la música. Gloriosas noches de concierto cada semana, un público torrencial que se acomodaba hasta en el suelo con tal de vernos actuar en aquel pequeño escenario de 2 metros cuadrados en la sala de la chimenea, junto al piano custodiado por dos columnas salomónicas de madera. Había tanta gente durante nuestros recitales en la sala de la chimenea, que a veces el propio Paco Lira, nos echaba la bronca a los cantautores, porque "no se hacía pasillo" y el público asistente a nuestros conciertos, le impedía acudir desde su casa, en el piso de arriba, a la sala contigua donde se suelen realizar los espectáculos flamencos y donde estaba la barra principal. 
De izquierda a derecha: Alfonso del Valle, un servidor, arriba Chiqui Calderón, y Joaquín Calderón al violín de espaldas.

Yo siempre solía aparcar junto a su portalón rojo con el Citröen de mi padre para descargar los equipos de sonido, la guitarra y las docenas de copias de "Perfil de juglar" o "El sonido de lo inevitable" que llevaba para venderlos allí cada noche al precio de 1.000 pesetas cada uno. Gracias al sueldo que Paco me pagaba cada semana pude independizarme y vivir de la música en Sevilla durante algunos años, compaginando mis actuaciones con otras allí en Sevilla o en otras provincias andaluzas. La Carbonería ha sido el escenario no sólo de más de centenares de conciertos, también La Carbonería me ha visto reir, llorar, amar, y sufrir por desamor como cualquier otro... 
Cuántas veces nos habremos emborrachado Alfonso y yo. Cuántas anécdotas atropelladas nos habrá contado Sergio Lira sentado junto al poyete de la entrada o en alguna de las mesas de madera, ataviado con su inseparable gorra. 

No penséis que esos llenos absolutos no generaban emoción y nervios, al menos en un servidor, cada noche parecía la primera, y yo le decía siempre a mi amiga Paula que se solía sentar muy cerquita del escenario, que "ese concierto iba a ser una puta mierda", porque iba a faltar la gente... Pero eso nunca sucedía... Todo lo contrario. Mi amigo Carlos me ayudaba con los trastos, a recoger, y siempre cauto para que no me dejara nada perdido en el escenario... Una vez me robaron la cartera que tenía guardada dentro del estuche de una de mis guitarras, no se llevaron mucho... Cada noche solía pedir a Jaime o a Juanlu, algunos de los camareros, una Budweiser bien fría o un vinito dulce (El preferido de Alfonso, cuando no era la cerveza). Las tapas nos las servía Yasnaïa, nieta de Paco, al fondo del local, en esa pequeña cocina donde sólo se servían comidas en hasta determinada hora. 
Alfonso del Valle, Ismael Serrano (Que presentó en el Teatro Imperial de Sevilla, "La traición de Gwendy") y un servidor con cara de borrachuzo trasnochado.
Por La Carbonería pasaron algunos amigos de fuera también a los que invité a compartir escenario conmigo como César Rodríguez y Carlos Chaouen, el concierto con Carlos, antes de finalizar una de las temporadas, fue sonado, muy sonado... Una de las noches más memorables que he vivido. El propio Carlos se paralizó al final del recital, al ver que todo el mundo se sabía su canción "Me he pintao", que muchas veces solíamos cantar en los bises Chiqui Calderón y yo. El propio Marwan también llegó a estar en mi escenario cantando algunas de sus canciones, recuerdo que fue un día de mi cumpleaños, un mes de septiembre, de inicio de temporada, y aún conservo dedicado el ejemplar de "Seda" de Alessandro Baricco que me regaló dedicado.

De aquel tiempo, conservo una gran fiel seguidora, mi amiga Susana Romero, que seguro podrá ratificar todo esto que os estoy contando, y por supuesto, a mi amiga Carmen Fornieles que como yo, encontró nuevas amistades en La Carbonería y un refugio de hermosas noches de canciones y anécdotas maravillosas. 
Con mi amiga y fiel seguidora Susana Romero en La Carbonería.
A María José y a Alicia, que estaban en la caja, les tocaba lidiar no sólo con los camareros sino también con los músicos con los que echaban cuenta al final de las actuaciones. Gestionaban religiosamente la venta de discos en la sala, los días que no estábamos por allí.

Una de mis asignaturas pendientes es sacar a la luz una novela que Alfonso sabe que llevo años rondando en mi cabeza y que plasme todo aquello que sucedía en La Carbonería, que registre en un texto, las experiencias y aventuras vividas en aquella época mítica. 

El Ayuntamiento de Sevilla llegó a otorgarle a Paco Lira la medalla de la ciudad, pero él jamás se sintió tabernero o mecenas, a pesar de que hoy muchos artistas nos sentimos algo huérfanos por la oportunidad que nos brindó durante aquel tiempo y que hoy queda registrado en el ADN de nuestra memoria. 

Decía Pisco Lira, el tercero de sus ocho hijos, y ahora el actual regente de La Carbonería, que Paco de marchó como vivió "dulcemente y con una enorme generosidad" 

El pasado 24 de Enero de 2015 tuvo lugar el responso en el Tanatorio de San Jerónimo en Sevilla... Yo no estuve allí. La noticia me llegó más tarde a través de mi padre, y sé que muchos cantautores de aquella generación carbonera tampoco pudieron estar. Por eso, en nuestro último encuentro, algunos de los cantautores que conformábamos aquella escena, comenzamos a darle forma a nuestro personal responso en un templo laico de la canción, para hacerle ese homenaje de la única forma que se nos ocurre: acompañado de nuestras canciones. 

Nos gustaría tenerlo todo a punto antes de que finalice el año, cuando justo se cumplirán los 40 años del emblemático local. 

La mejor manera de terminar este escrito es hacerlo con las hermosas letras que ha escrito mi amiga y cantante argentina Anabella Zoch, que actuaba cada semana en aquellas noches legendarias, y La Carbonería albergó sus clases de canto... "La Carboneria de Sevilla ya no tiene a Paco viviendo en su entrepiso pero su alma vagará por siempre en el fuego de la chimenea, luz primera ante tus ojos cuando se abre el portal de madera que te invita a entrar a la magia. Gracias PACO LIRA! GRACIAS! " 

Mi más sentido pésame a los familiares y amigos. 

Se te echará mucho de menos, Paco.
Paco Lira.
 Más fotografías en LA CARBONERÍA: 


Con Alfonso del Valle y Joaquín Calderón, en el poyete de la entrada de La Carbonería. 


Sobre el escenario con el que tantas veces he compartido canciones con Alfonso del Valle. 


La barra junto a las escaleras que llevaban a la casa de Paco.
La Sala donde actuábamos Los Cantautores, el escenario se ve con dos sillitas, a la derecha del piano con columnas helicoidales. 

La última imagen de la última vez que canté sobre el escenario de La Carbonería creo que es de 2007.